lunes, 24 de junio de 2013

La Creación según Haruhi Suzumiya

La semana pasada leía a un filósofo discurrir sobre la Creación del Universo, en su sentido religioso. Decía, entre muchas otras cosas, que la interpretación hebraica hacía de este acto una retórica: el Universo fue creado a través de la palabra. Conforme leía, no podía dejar de recordar el episodio final de Puella Magi Madoka Magica, que va justamente de eso: al enunciar en voz alta su deseo —incluso inhala profundo antes de hacerlo—, Madoka hace recrear el Universo tan sólo para que todas las guerreras mágicas que la precedieron y aún las que la sucederían, no tornaran sus deseos en maldiciones. No quedaba claro, eso sí, en qué consistiría exactamente el nuevo orden y sólo queda esperar que la película, próxima a estrenarse en Japón, nos lo muestre.

El filósofo también habló de otra especulación: que Dios pudo haber creado el Universo en un momento de distracción. Estos momentos de descuido son un motivo clásico en muchas mitologías, basta recordar la historia de Aquiles. El mal —dice nuestro autor—, penetró en la Creación por un olvido, por un error de dictado, un acento diacrítico omitido. Como un lapsus de lo inconsciente. ¿Qué implicaciones tiene una Creación en estos términos? ¿Cómo sería la realidad si nuestro Creador fuera así, un ente todopoderoso pero distraído, inconsciente? Dado que son sólo especulaciones, podemos darnos el lujo de ensayar y para eso (para qué, si no) es que existe la ficción.

Si bien Madoka fue capaz de rehacer el Universo formulando su deseo en voz alta, otra chica; la impulsiva Haruhi Suzumiya lo hace —o puede hacerlo, nunca es claro—, sin siquiera saberlo.


La historia de Haruhi (Suzumiya Haruhi no Yuutsu) nos es narrada por Kyon, el chico que se sienta delante de ella en la escuela. El primer día de clases Kyon es testigo de cómo Haruhi, frente a todos, anuncia que sólo desea relacionarse con extraterrestres, viajeros del tiempo, personas que pudieran tener poderes mágicos o cualquier otra cosa en esa línea. No bromea. Kyon se interesa en ella por razones que no le son del todo claras (y ella en él, por supuesto), y su asociación da lugar a la formación de un club sujeto a los erráticos designios de Haruhi: la Brigada SOS, cuyo objetivo es, según ella, erradicar el aburrimiento del mundo.

Tampoco es broma. Si Haruhi desea con tanto ahínco relacionarse con seres extraordinarios, es porque está harta de la gente común; pensar en la futilidad de la vida le hace sentir un profundo hastío. Haruhi se siente impresionada por lo terriblemente ordinaria que es la vida de todos cuantos la rodean y desea que la suya esté llena de emociones y experiencias divertidas; de significado.

Lo que no sabe es que, aparentemente, tiene el poder de hacer y deshacer el mundo a su gusto y placer. También ignora que a su alrededor revolotean personajes extraños que la observan cuidadosamente; para éstos ella es el misterio más grande, el centro donde todo confluye. El potencial de modificar el mundo según sus deseos la convierte en algo cercano (si es que no), a una diosa; en cuyo caso no se puede estar seguro de que existiera algo antes que Haruhi, ni tan siquiera que los recuerdos más inmediatos de uno mismo realmente lo sean. Desde luego, no podría pasar inadvertida.

La Melancolía de Haruhi Suzumiya juega con estos grandes problemas filosóficos de una forma un tanto caótica y particularmente entretenida. No es una serie cómica pero tampoco solemne: abundan en ella los momentos chuscos, situaciones inquietantes de suspenso y aventuras cotidianas. Además, Kyon es un narrador estupendo, que trata con desesperación de mantener la cordura ante la perspectiva de que el Universo mismo deje de existir (o se transforme radical e inadvertidamente), por el berrinche inconsciente de su encantadora compañera de estudios.

Basado en las novelas de Nagaru Tanigawa y dirigido por Tatsuya Ishihara (Clannad, Chuunibyou demo Koi ga Shitai!, K-ON!), el anime consta de dos temporadas que, en realidad, son una misma. La primera se estrenó en 2006, con 14 episodios transmitidos en desorden, y abarcaba La Melancolía, los Suspiros y El Aburrimiento de Haruhi Suzumiya, las primeras tres novelas. La segunda temporada, también de 14 episodios, se estrenó en 2009 (junto con el reestreno, ahora sí en orden cronológico, de la primera temporada) y consiste en eventos no vistos de esas mismas novelas. En 2010, Kyoto Animation estrenó La Desaparición de Haruhi Suzumiya, película basada en la cuarta novela de la saga.


(Hare Hare Yukai, ED de la primera temporada).

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